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colaboraciones litararias                                                              Mayo 2018 III LaVOZdeLasAulas





         Nadie se volvió cuando ella apareció en la estancia                             Isabel Poveda


             onia abrió con cuidado la puerta   los ojos y empezó a evocar las fiestas,   había cambiado. Volvía con la ilusión
             del salón, aquel salón del que te-  bailes, charlas y exposiciones que an-  de encontrar las calles, los edificios y
        Snía tantos recuerdos y que ahora   taño se celebraban allí. Miraba deteni-  las caras amigas y familiares con las
        al cabo de muchos años volvía a pisar   damente su entorno y se daba cuenta   que compartió su sueño de ser una
        con emoción.                        de los muchos cambios que se habían   gran actriz.
           Nadie se volvió cuando ella apare-  producido.                           El tiempo, los años, le jugaban una
        ció en la estancia; miró hacia uno y otro   Echó de menos las ventanas con   mala pasada. Había idealizado sus
        lado nerviosa, y se dirigió a una mesita   aquellas románticas rejas en las que   recuerdos. Ella, que viajó por todo el
        que se encontraba en un rincón y que   la imaginación del artista forjó flores   mundo  y  vio ciudades maravillosas,
        le permitía mirar y escuchar de forma   y pájaros. En su lugar, unas persia-  siempre hizo patria cuando hablaba
        discreta cuanto acontecía.          nas mallorquinas dejaban al salón en   de su pequeño pueblo. ¿Dónde esta-
           Había personas mayores que char-  una suave penumbra; las luces indi-  ba? ¿Cómo no reconocía a las gentes
        laban, reían y se distraían con los jue-  rectas, sustituían a aquellas grandes   con las que se cruzaba?
        gos de mesa. El camarero se acercó a   lámparas  de  cuentas  de  cristal.  Los   Se incorporó, y al hacerlo un gran
        ella respetuoso preguntándole qué iba   divanes de terciopelo  rojo,  habían   espejo que había en la pared, le de-
        a tomar. ¡Un café, por favor! contestó.  desaparecido. Ahora sillones de alto   volvió su imagen y la respuesta a sus
           Una vez sola, saboreando a peque-  respaldo favorecían que más de uno   preguntas. Exhaló un hondo suspiro y
        ños sorbos el aromático café, cerró   estuviera haciendo la siesta.  Todo   salió silenciosamente de la estancia.



                                            noche horrible!  A mí las rodillas me   el  calendario  las  comidas  que  debes
                                            están matando. Pues yo tengo los vér-  hacer y donde en las meriendas a las
         Amigas                             tigos que ni en la cama se me quitan,   que nos invitas sirves leche desnata-
                                            deben ser las cervicales-.           da, café sin cafeína, galletas y magda-
                                               Para todas estas dolencias, siem-  lenas sin azúcar y queso sin sal. ¡Qué
             on tres viejas amigas. Lo de vie-  pre está Sara precavida, ordenada, sa-  delicia! -
             jas tiene distinta acepción: la re-  bia y algo hipocondríaca, que tiene en   Gloria, aprovechando el silencio de
        Sferida a la mistad y la de que son   su botiquín pastillas para todo, eso sí,   su amiga, tomó el relevo alegre y opti-
        de verdad viejas, Gloria, Sara y Lola.  prescritas por ella misma.       mista diciendo:
           Esta amistad tan larga, sorprende   En esta tertulia faltan Gloria y Lola.   - Gracias a Dios, no estamos enfer-
        porque cuando se las conoce, vemos   ¿Dónde estarán? se pregunta Sara im-  mas, sólo tenemos años y queremos
        que son completamente diferentes, no   paciente mirando su reloj, cuando de   sacarles partido a los que nos quedan,
        sólo físicamente, sino por su carácter.   repente se abre la puerta y aparecen   cambiando esta rutina que nos atrapa
        Pero estas diferencias nunca han sido   sonriendo las ausentes.          por algo diferente. No sé si será bueno
        obstáculo para que en situaciones      ¡Chicas!,  venimos de una agencia   o malo, pero para opinar hay que co-
        muy graves, la amistad permanecie-  de viajes y traemos unos folletos tan   nocerlo, y ahora tenemos esa ocasión.
        se firme como una roca para ayudarse   atractivos que queremos mostrar por   Las  actividades  que  nos  ofrecen  son
        mutuamente. Discuten, siempre se di-  si os animáis -                    variadas  y  adaptadas  a  nuestras  po-
        cen las verdades a la cara, pero en vez   Todas cogieron los folletos y leye-  sibilidades. Hay gimnasia, masajes, ja-
        de enfadarse, terminan riendo.      ron  en  voz alta  y  entusiasmadas las   cuzi, spa (que no sé qué es pero quiero
           En su juventud, pertenecían a la   ofertas que destacaban. Hacían co-  probar), menús a la carta, cine, baile,
        misma pandilla de chicos  y chicas   mentarios graciosos y planes por si se   tertulias en las que se prohíbe hablar
        con los que celebraban fiestas, gua-  decidían a ir. Sara estaba callada, y mi-  de dolores  y asistencia por personal
        teques y excursiones. Esto contribuyó   rando a las amigas con una sonrisa de   especializado.  A mí me parece estu-
        a que a  la hora  de  hacerse  novios y   duda dijo:                     pendo  ¿Quién  se  anima?  Te  advierto
        casarse, fuese entre ellos; así que to-  ¡Estáis locas! Con lo mayores que   Sara, que queremos que vengas con
        davía se hizo más fuerte esta relación.   somos, donde mejor estamos es en   nosotras, pero hay que ser valiente y
        Planeaban las vacaciones y activida-  casa... -                          dejar en tu “maravillosa” casa las pasti-
        des siempre juntos, y cuando llegaron   ¡Sobre todo en la tuya! - dijo Lola   llas, las manías y tus menús –
        los hijos procuraron que todo siguiera   en un arranque de genio. - Tu casa mu-  Y sin dar oportunidad de réplica
        igual.                              seo llena de detallitos, donde para en-  continuó:
           Hoy están solas. Los maridos fue-  trar te pones pantuflas, no mueves una   -  Hemos  sido  esposas,  madres  y
        ron faltando, los hijos se independiza-  silla sin calcular el espacio que debe   abuelas con trabajos  y deberes que
        ron y se marcharon y ellas llevan una   haber entre una y otra, y al sentarte en   cumplir; creo que lo hicimos bien  y
        vida bastante aburrida y rutinaria.  un sillón debes hacerlo con cuidado   con mucho amor. Ahora casi al final del
           Es jueves, y como de costumbre se   para no arrugar los pañitos de ganchi-  camino, se nos ofrece poder disfrutar
        reúnen con otras amigas a merendar   llo almidonados-.                   por unos días de algo diferente, y no
        en un café. Sus tertulias siempre tie-  Tras un breve respiro siguió:    queremos que se nos pase esta opor-
        nen el mismo tema: -¡He pasado una     Tu casa donde tienes marcadas en   tunidad. Así que ¿quién se apunta? -

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