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colaboraciones litararias                                                              Mayo 2018 III LaVOZdeLasAulas




         De vuelta con el tunel                                                         Fulgencio Sáez






                                              <<Aquellas sinceras lágrimas que,   Por haber recibido una llamada telefó-
                                              salían  del  corazón.  Manantial  de   nica desde el hospital, en vísperas de
                                              agua sensible, cada gota una emo-  atravesar uno, me veo. Me indican que
                                              ción. Por cada lágrima, un sentimien-  dentro de unos días debo de presen-
                                              to. Antes de llorar…pensaste. Antes de   tarme en el ambulatorio para hacerme
                                              pensar…recordarías…Y cada  recuer-  unos chequeos,  y después acudir a
                                              do… una herida, de las que nunca ci-  los quirófanos del hospital, para unas
                                              catrizan.                          pruebas de anestesia.

                                              Tintero de almas transparentes…No   Me van a intervenir de una lesión ve-
                                              dejes de plasmar, y contarnos lo que   sical (vejiga de la orina, en castellano
                                              sientes…porque eso es escribir. Que   entendible), previa entrada en el, para
                                              mojen el papel tus emociones…La tin-  mí,  desconocido  túnel  de  la  incons-
                                              ta de tus sentimientos…Aquellos que   ciencia.
                                              no se borran con el tiempo.
                                                                                 Prometo que en esta travesía inespe-
                                              En mi mente pusiste un folio en blan-  rada a un túnel imaginario, voy a inten-
                                              co, en el que hoy me atrevo a dibujar.   tar encontrar las zapatillas de aquella
             e dice que, para escribir se ne-  Que no se cierre tu herida…piensa…  niña que nos describías. Y quién sabe
             cesita concentración, y sentarse   recuerda…escribe…que de ti puedo   si de esta experiencia, pronto os pue-
        Sa esperar que la inspiración haga    aprender>>                         da  contar algún  relato  interesante.
        acto de presencia, o que esta no pase                                    Señal sería de que la necesaria inspi-
        acelerada. Por mucho que lo intento,   Al recuerdo me  viene el artículo del   ración  es  de  ida  o vuelta, y  hermana
        poco o nada consigo. Solo veo un os-  compañero Paco:  “Las alpargatas del   de la concentración que, últimamente
        curo túnel.                         túnel”.                              anda reñida conmigo.


        Confieso no ser dueño de mi mente. Mi
        cerebro anda cargado de nubarrones
        arrastrados por el viento de la incerti-
        dumbre. Dada esta, mí anormal situa-
        ción emocional, no puedo cumplir con
        mi compromiso de escribir algo para
        el taller de escritura, por lo que tengo
        que echar mano de unos apuntes to-
        mados en mi última clase.
        Nos tocaba leer nuestros ejercicios,
        artículos o relatos, enmarcados dentro
        de la descripción. No me encontraba
        muy cómodo o satisfecho con mi tra-
        bajo del día, hasta que, escuchando
        lo escrito por un alumno compañero,
        aprendí una de las mejores lecciones.
        De repente, sin esperarlo, pudimos ob-
        servar cómo le invadían la más sincera
        de las emociones. El recuerdo nos-
        tálgico de un profesor de su infancia,
        daba paso a un relato sentimental, no
        escrito ni hablado, que ahogaba sus
        palabras por unos momentos. Envuel-
        to en unas sinceras y profundas lágri-
        mas, estas nos hablaban en el silencio.
        Solo se precisaba saber escucharlas.
        Me atreví a describir aquel momento,
        y dedicárselo a mi compañero Alber-
        to, bajo el título, “Cuándo los silencios
        hablan”:

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