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colaboraciones litararias Mayo 2018 III LaVOZdeLasAulas

Adaptarse Manuel Ortín

a rotonda es infernal. Hace un Repasa mentalmente el plan que pon- entonces lentamente maldiciendo en
buen rato que observa atenta- drá en marcha dentro de dos días. voz alta a los imprudentes conductores.
Lmente la circulación en aquel Sobre las diez de la mañana, con el
punto. En su afán por incorporarse a la aspecto de un viejecito endeble, se Si todo marcha como tiene previsto
misma antes que los demás, los vehí- acercará al paso de peatones. Cuan- puede repetirlo varias veces. El entre-
culos circulan a una velocidad que su- do llegue al borde de la acera mira- tenimiento lo tiene garantizado hasta
pera con creces la permitida. rá con cara angustiada a la izquierda la hora del almuerzo. Así dos o tres
al tiempo que, con paso tembloroso, días por semana.
De las cuatro calles que allí conflu- adelantará lentamente el pie con in-
yen, la que bordea la tapia del ce- tención de pisar la calzada. Antes de ¡Caramba! Desde que comenzó la cri-
menterio viejo es la más ancha y la hacerlo dudará y retrocederá, repitien- sis dejaron de construir. Si ya no hay
de tráfico más denso, y rápido (aun- do este movimiento las veces necesa- “obras” algún entretenimiento habrá
que parezca mentira todavía hay rias hasta conseguir que se detengan que buscar. Adaptarse o morir.
conductores a los que la proximidad los coches. Entonces, plantado en el
del cementerio produce escalofríos). borde de la acera, con movimientos
En esta calle, junto a la rotonda, es de su brazo indicará amablemente
donde está el paso de peatones. Los a los vehículos detenidos que conti-
escasos peatones que hay en la zona núen la marcha. Cuando el conductor
a media mañana lo evitan aunque del coche más cercano le indique que
tengan que recorrer una distancia puede cruzar, con movimientos más
mayor: es muy peligroso. Es el ade- firmes, volverá a indicar que pueden
cuado para lo que pretende. continuar circulando. Si fuera preciso
blandirá el bastón en señal de amena-
Ya tiene preparada la ropa que se pon- za a los conductores que se niegan a
drá. Una chaqueta y pantalones viejos. aceptar sus sugerencias, ya, decidida-
Una camisa blanca con el botón del mente, transformadas en órdenes.
cuello abrochado. Sin corbata, por su-
puesto. Con una boina calada hasta las Cuando por fin cruce la calle lo hará a
orejas exagerará la separación de és- un paso tan lento que conseguirá, con
tas. Un garrote acentuará su fragilidad. toda seguridad, que algún conduc-
Pretende aparentar unos ochenta y tor haga sonar la bocina o lo increpe;
tantos años, diez más de los que tiene. entonces volverá a levantar el bastón
Incluso ensayó en casa la manera de mientras lo agita y maldice al grosero
andar, lenta y vacilante. e impaciente automovilista. Se alejará

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