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colaboraciones litararias
LaVOZdeLasAulas III Mayo 2018
Soñé que me morí María Bernabé
e crié en el campo, cerca del
rio. Mi casa era humilde. Cada
Mpuerta de la ventanas de ma-
dera tenía cuatro cristales. Yo, la mayor
de tres hermanos. Desde muy peque-
ña realizaba tareas de la casa, que mi
madre me enseñaba para hacer de mí
una mujer de provecho. Una de las co-
sas que odiaba era limpiar los cristales.
(Por cierto, nunca he aprendido a ha-
cerlo bien).
Hace unos años, en un sueño de esos
que son tan reales, me descubrí, ya
adulta, limpiando aquellos cristales,
con mi madre delante, sentada en la
mecedora haciendo punto. En eso, vi
a mi lado a un ser alto, estilizado, con
una especie de túnica blanca, sus-
pendido del suelo, de ojos grandes,
mirada profunda y acogedora, sonri-
sa tierna; transmitía paz. Le sonreí. Me
extendió su mano y me dijo: vámo-
nos. Se la di sin dudarlo. Nos eleva-
mos del suelo, subíamos. Sentía una
paz interior totalmente desconocida
y placentera. Me di cuenta de lo que
ocurría y le pregunté qué había pasa- Primero fui a ver mi madre. El trau- sueños y darles el recado para ellas.
do con mi cuerpo ¿se habría caído al ma que debió causarle ver mi cuerpo Por fin, encontré a una persona que
suelo de repente? ¡Qué susto para mi caer delante de ella la habría dejado tenía su puerta abierta para mí. No
madre, que pena para mi hija todavía muy baja de energía. Fui por la noche, podía imaginarme que ella me deja-
adolescente! ¿Cómo se sentirían? Él cuando dormía. Mi intención era entrar ra entrar. Era una antigua amiga, con
me miró con la paz y la felicidad de su en su sueño y hacerle abrigar lo que la que nunca tuve una gran relación,
expresión y me dijo que no me preo- yo estaba sintiendo para que, de esa sin embargo, sí era una persona en
cupara, que eso no tenía importancia. forma, se tranquilizara y así reanudara la que confiaba plenamente. Tenía
Lo superarán, dijo. su vida con fuerza y con energía. No lo que esperar a que llegara el momen-
conseguí. Había una especie de ba- to del sueño más profundo. Aguardé
Seguimos subiendo; no sé cuánto rrera muy grande que no me dejaba sentada en su sala. En un sillón que
tiempo. No existía el tiempo, ni la gra- entrar. Estuve varias noches y no hubo no reconocí, porque antes no estaba;
vedad, todo era armonía. Llegamos forma. toda la casa tenía una decoración di-
a una especie de casa sin paredes ni ferente.
habitaciones. Había más personas, o Luego fui a ver mi hija. Pobrecita, la ha-
seres, como él y, seguramente, como bía dejado sola y aún me necesitaba. Llegó el momento. Cuando iba a en-
yo. Teníamos intimidad, compañía, li- Quería hacerle saber que estaba con trar en su sueño, me vi en mi cama. No
bertad, paz. Nada molestaba. Me sen- ella, que no pensara en mí con triste- daba crédito a lo que había pasado.
tía feliz, plena, satisfecha, derramaba za, que supiera de mi bienestar y que ¿Había sido un sueño? No era posible.
amor y lo recibía. me llamara siempre que necesitara mi Era tan real y placentero. ¿Volvía de
amor, que se lo podía dar en sueños. nuevo a la triste realidad de la vida ten-
Me venían a la mente mi hija y mi ma- También en ella había una barrera que sa? Volvía de nuevo a no poder fumar
dre; debían sentirse muy tristes. Que- no me dejaba entrar. Allí estuve varias (hacía poco que lo había dejado). El
ría decirles lo bien que estaba, que no noches sin conseguirlo. No sabía qué corazón se me salía del sitio, sentí que
sufrieran por mí; quería que fueran tan hacer, pero debía darles ese mensaje. había vuelto a la vida. Y, sinceramen-
felices como lo era yo. Bajé a verlas y te, en aquel momento no me agradó,
a comunicárselo. Cuando llegué, me En varias ocasiones, me paseé por y me habría quedado donde estaba.
di cuenta de que ya había pasado un casas de familiares y de amigos, a ver Al tiempo fui a visitar a esta amiga. Me
tiempo desde mi partida. Las cosas si encontraba en alguno esa puerta asusté al ver en su sala el sillón en el
estaban calmadas. abierta que me dejara entrar en sus estuve sentada en el sueño.
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