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LaVOZdeLasAulas II Mayo 2017                                                                   viajes

Monumental
Orihuela

El colectivo cultural de Aulas llevó                                                           sobre la colcha. Sobre una silla un pan-
a cabo, el pasado jueves 17 de no-                                                             talón, la camisa y la chaqueta, unas al-
viembre, una visita a la monumental                                                            pargatas en el suelo, al lado una maleta
ciudad de Orihuela. Más de medio                                                               de lona. Parece que están esperando a
centenar de alumnos viajaron hasta                                                             que entre Miguel Hernández y se pre-
la capital de la comarca de la Vega                                                            pare para su primer viaje a Madrid.
Baja para conocer sus puntos más
emblemáticos. El recorrido comen-         En la fachada e interior del Colegio Santo Domingo.  En el patio hay un aljibe, una pila de la-
zó en el colegio Santo Domingo y la                                                            var horadada en un bloque de piedra,
casa del poeta Miguel Hernández.          Es una casa de esquina de planta                     tiestos con plantas, enredaderas y mu-
Después de las explicaciones de           baja, con una pequeña placa en la                    chas flores, viejas higueras de troncos
los guías, el itinerario siguió hacia el  fachada en la que se cita que allí vi-               retorcidos, nudosos, y una pequeña
centro. El siguiente punto fue la ca-     vió Miguel Hernández. Entramos al                    puerta por la que entraba el rebaño de
tedral, la iglesia de las santas Justa    zaguán, amueblado con un aparador                    cabras a un cobertizo en la parte de
y Rufina, así como el paso procesio-      con menaje en el que destaca un pla-                 atrás del patio, y por la que el pequeño
nal de La Diablesa. La visita contó       to de loza con cebollas. En las pare-                Miguel se escabullía a la montaña que
en todo momento con la asistencia         des hay fotografías enmarcadas y car-                está detrás de la casa; allí, sentado en
de un guía que dio cuenta detallada       teles de la época, y en una consola un               el suelo seco y pedregoso, escribía sus
de la historia de cada uno de los es-     libro de firmas.                                     primeros poemas y leía todo lo que
pacios a los que se concurrieron. La                                                           caía en sus manos.
comida se llevó a cabo en el palacio      La habitación de Miguel es sencilla y
Tudemir y, después de degustar un         austera. Hay una cama junto a la ven-                Al terminar la visita escribí unas palabras
delicioso menú, la tarde sirvió para      tana; detrás de ella, en el patio, un jaz-           en el libro de firmas y salí de allí pen-
conocer el Museo Diocesano. Allí          minero cuyas delicadas y perfumadas                  sativa y triste, por la vida truncada a los
pudo admirarse su valioso conteni-        flores entran al dormitorio y se posan               treinta y un años de un hombre con tanto
do de arte sacro, que cuenta incluso                                                           talento y sensibilidad. También contenta
con una obra de Velázquez, finali-                                                             por haber estado en su casa y tener la
zando con la visita al archivo docu-                                                           suerte de poder leer sus poemas.
mental de la diócesis.
                                          Orihuela. Noviembre 2016. Fotografía del grupo en la fachada de la casa de Miguel Hernández.
Los alumnos asistieron atentos a                         8
todas las explicaciones y la jornada
terminó con la salida desde el casino
oriolano.

  Isabel Teruel González

Hacía una temperatura muy agrada-
ble cuando llegamos a nuestro desti-
no. Pasaríamos el día en Orihuela en
una excursión de Aulas programada
por Concha Maestre, nuestra directo-
ra. Empezamos el recorrido cruzando
la puerta del único trozo de muralla
que queda, y pasamos por delante del
colegio Santo Domingo, del que fue
alumno Miguel Hernández. Íbamos a
visitar la casa del poeta. Era una anti-
gua ilusión que por fin podría realizar.
Llegamos a una amplia explanada, a la
izquierda de la cual hay un gran mural
con algunos de los versos del poeta,
y al fondo de esa explanada esta su
casa. El sol de la mañana le daba de
frente, haciendo resplandecer la blan-
ca fachada y el zócalo de color albero
parecía de oro.
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