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LaVOZdeLasAulas II Mayo 2016
¡Murcia, qué hermosa eres!
Isabel Teruel &
Dori Bernabeu
El pasado 28 de enero, y organizado
por Aulas de la Tercera Edad de Elda,
tuvimos la oportunidad de realizar un
viaje cultural a la ciudad de Murcia,
donde pasamos un agradable día de
convivencia, pudiendo disfrutar del
ambiente de sus céntricas calles y visi-
tar parte de sus monumentos.
La salida hacia Murcia se inició en los
aledaños de la sede de Aulas, en la
Avd. Reina Victoria. Durante el trayec-
to, la directora nos fue informando a
través de megafonía sobre las activi-
dades programadas para una jornada
que prometía ser muy especial.
Sin ningún contratiempo y con un tiem-
po espléndido, sin casi darnos cuenta
nos encontramos en el mismo centro
de la bonita capital murciana, allí nos
esperaba el guía que nos acompañó
durante todo nuestro recorrido cultu-
ral.
La primera visita fue al Museo Salzillo.
Mientras contemplábamos las figu-
ras allí expuestas, el guía nos relató
la historia de la unión entre Francisco
Salzillo y la Real y muy Ilustre Cofradía más mundanas y desconocidas por no-
de Nuestro Padre Jesús, que al tener
conocimiento del talento del genial
imaginero contactaron con él y le en-
cargaron una imagen, y tanto les gustó
cuando la vieron, que siguió trabajan-
do para la Cofradía durante toda su
vida. Tres de sus hijos continuaron su
obra. Cientos de personas contemplan
estas imágenes recorriendo las calles
murcianas en la procesión que se ce-
lebra, desde el año 1601, en la mañana
del Viernes Santo.
Aprovechando la ocasión “posamos”
el grupo en pleno, teniendo como
fondo el paso de La Ultima Cena, una
de sus obras más reconocidas por su
complejidad; resulta impresionante
ver esas figuras modeladas con tal
maestría, realizadas a tamaño natural y
en las que se puede apreciar hasta el
más mínimo detalle.
De nuevo en el autobús nos dirigimos
hacia nuestra segunda visita cultural
del día a través de las calles más po-
pulares de Murcia. Durante el trayecto,
y al cruzar el río Segura por uno de sus de asimilar los nuevos conocimientos
puentes, tuvimos la oportunidad de
ver la famosa escultura de La Sardi-
na, enclavada en el mismo centro del
río; pasamos muy cerca del Malecón,
construido para evitar las inundacio-
nes sufridas por la ciudad con la creci- menú, compuesto por diversos platos
da de las aguas; y así llegamos hasta
nuestro destino: La Catedral.
El recorrido por este impresionante re-
cinto fue muy interesante. Nuestro guía
nos explicó la historia sobre la cons-
trucción de este monumento, salpi-
cada de vez en cuando con anécdotas
sotros, de esta forma centraba nuestro
interés sobre lo que estábamos con-
templando haciéndolo más cercano.
Una vez en el exterior, y siguiendo sus
indicaciones, nos fijamos en una gran
cadena esculpida en la piedra de la to-
rre, y que rodeaba parte de la misma.
Nos relató diversas leyendas urbanas
que explicaban el motivo de esta ori-
ginal construcción, por un señor muy
principal de la ciudad.
8 nos esperaba nuestro autobús. Algo
viajes
Fotografía del grupo
delante de una de la
imágenes de Salzillo.
En nuestro recorrido a pie, tuvimos
ocasión de pasear por la Plaza de
Santo Domingo, contemplar el Teatro
Romea, uno de los más emblemáti-
cos de España; caminar por la famosa
calle Trapería y aledaños, conociendo
a través de las explicaciones de nues-
tro guía los aspectos más interesantes
de esta parte de la ciudad, la función
desempeñada en el pasado y la im-
portancia como zona comercial en el
presente.
Y así, casi sin darnos cuenta y tratando
adquiridos, llegamos al lugar donde
estaba previsto reponer fuerzas.
La comida tuvo lugar en un típico res-
taurante a espaldas de la Catedral. El
de tradición murciana; acompañados
de vinos de la región, postres case-
ros y, como final en la sesión café, una
malta de “puchero”, para no alterar los
nervios pero “bautizada” con unas go-
titas de anís, que le conferían un aire
festivo. La sobremesa fue bastante
animada, comentando las vivencias
que cada uno había experimentado
en los lugares que durante la mañana
habíamos visitado, como así mismo el
gran ambiente de la ciudad.
Por la tarde, tiempo libre con distintas
opciones: visitar el Real Casino, ver el
Convento de las Clarisas, ir al Museo
Ramón Gaya…o deambular por el cen-
tro y sentarse en una terraza a tomar
un refresco.
A las seis de la tarde nos reunimos en
los jardines del Ayuntamiento, donde
fatigados, pero felices y contentos
por todo lo vivido y todo lo aprendido,
agradecimos la comodidad y recogi-
miento que nos ofrecían los asientos
de nuestro medio de transporte.
El viaje de vuelta a Elda, por motivos
obvios, fue algo más silencioso que
el de la mañana, pero el sentimiento
general era unánime: el deseo de que,
más pronto que tarde, fuese posible
que Aulas organizase un nuevo viaje
tan interesante como éste.